Crucero por el Mediterráneo -1-
Cuando se ha entrado de lleno en la tercera edad hay que cuidar la preparación física antes de iniciar las vacaciones ya que suelen ser agotadoras. Este crucero de siete días me ha demostrado, una vez más, que para sobrevivirlo hay que estar en plena forma.
1. Amsterdam - Palma de Mallorca
El viaje se inició a las 2 de la madrugada ya que el avión que nos había de trasladar de Amsterdam a Palma de Mallorca, ciudad donde se iniciaba nuestra aventura marítima, era de esos charters que nunca se sabe si adelantarán la hora de la salida por lo que es conveniente tomarse en serio lo de estar en el aeropuerto dos horas antes. El viaje en coche hasta Schiphol tiene como remate el encanto de la dificultad de encontrar un sitio para aparcar y luego ir andando bajo la lluvia hasta la estación de autobuses que te trasladan hasta la terminal.
Allí tuvimos que aguantar de pie la consabida cola interminable. Por fin una legañosa de Air Berlin nos atendió y aceptó darnos asiento de pasillo sin rechistar. Luego comprobamos que las medidas de seguridad de hoy en día rayan en lo ridículo. A la que te descuidas tienes que tirar en un contenedor la tijerita de cortar las uñas, una botellita de colonia y cosas peligrosísimas de este calibre. Está prohibido llevar líquidos en el equipaje de mano. Y por fín, con sólo media hora de retraso, despegamos rumbo a Mallorca.
La isla de la calma era un hormiguero de turistas pero nos esperaba con una temperatura agradable de 22 grados. Otro autobús nos trasladó a la estación marítima y nos pusimos otra vez en cola para embarcar en el Thomson Spirit, un barco inglés que ya ha cumplido los 25 años y que tiene capacidad para 1200 pasajeros. Un 90% del pasaje estaba compuesto por hijos de la Gran Bretaña, categoría turista de alpargata en tercera y cuarta edad. Todo muy bien organizado, sobre todo su forma de asegurarse de que no te podrás ir sin pagar todo lo que consumas, y foto para controlarte las entradas y salidas del barco por medio de un pase tamaño carta de crédito.
El camarote en orden. El personal - unos 500- muy simpático y servicial. La mitad filipinos y el resto un surtido variado a base de rumanos, búlgaros, cubanos, y un largo etcétera. Los ingleses son excepción. El barco tenía 10 cubiertas, dos comedores cubiertos y un tercero junto a la piscina. Uno de los comedores está abierto las 24 horas del día; una pasada. Gran variedad, todo muy bien presentado y, naturalmente, cada día el tradicional té británico.
Ayuntamiento
Una vez instalados nos fuimos a visitar Palma ya que el barco no salía hasta las 8 de la noche. Junto con otro matrimonio amigo nuestro cuya afición es la fotografía estuvimos paseando por la catedral y sus alrededores. Disfrutando del buen tiempo empezamos a tener la sensación de que estábamos de vacaciones.
Ayuntamiento
Una vez instalados nos fuimos a visitar Palma ya que el barco no salía hasta las 8 de la noche. Junto con otro matrimonio amigo nuestro cuya afición es la fotografía estuvimos paseando por la catedral y sus alrededores. Disfrutando del buen tiempo empezamos a tener la sensación de que estábamos de vacaciones.
De regreso al barco nos encontramos en la habitación el 'programa de festejos' Cada día había entretenimiento en 5 sitios distintos. Desde un show a la Broadway en el teatro hasta combos que interpretan jazz mientras en otro local un violinista acompañado por su cuñado destrozaban literalmente conocidas piezas clásicas. Un cine donde cada día pasan una película distinta tipo James Bond e incluso hay un casino que abren a la media hora de haber iniciado la navegación supongo que por aquello de evitar complicaciones con el fisco de los países donde el barco atraca.
Cenamos en olor de multitud pero opíparamente y tras un corto recorrido por las actuaciones musicales nos acostamos bastante agotadillos. Había que recuperarse para la travesía del día siguiente que prometía ser larga ya que no había ninguna parada prevista.
Cenamos en olor de multitud pero opíparamente y tras un corto recorrido por las actuaciones musicales nos acostamos bastante agotadillos. Había que recuperarse para la travesía del día siguiente que prometía ser larga ya que no había ninguna parada prevista.
<< Home