13.7.10

Autogobierno catalán



Con la locura que ha desatado la victoria en el mundial de futbol, comprensible ya que es el deporte favorito en España, casi nos olvidamos de las crisis económica y política que nos agobia.

Por cierto que la medular del equipo holandés formada por De Jong y Van Bommel dieron un espectáculo bochornoso de antideportividad con su juego sucio y peligroso para la integridad de los jugadores de la roja fruto de su impotencia y echando mano (pie en este caso) del aqui vale todo con tal de ganar.





Me recordó nuestro partido mayoritario de la oposición; el PP. Les importa un comino si el país va mal con tal de que esto les lleve al poder, único objetivo que persiguen y que para lograrlo vale todo.

Esto me lleva a la actitud del PP ante el Estatut de autonomía en Catalunya que recurrieron en su día por anticonstitucional y que el Tribunal ha tardado 4 años en pronunciarse sobre él y cuya sentencia hace dos días dió lugar a una manifestación multitudinaria de protesta en la ciudad de Barcelona. Os quiero hacer partícipes del artículo de Miquel Roca publicado en el diario La Vanguaria de Barcelona. Este hombre representa para mi, que voto socialista, la derecha liberal civilizada que nuestro país necesita.



Primera respuesta
Los ciudadanos de Catalunya no saben de leyes ni de sentencias pero se sienten una nación

Los ciudadanos de Catalunya no sabrán de leyes ni sentencias, pero no aceptan que lo que han votado por abrumadora mayoría sea modificado por una decisión que la política ha motivado. Se les requirió para aprobar y lo hicieron; el pacto había de ser respetado. Y no ha sido así.

Y los ciudadanos de Catalunya no sabrán de leyes ni sentencias pero no aceptan que lo que para su Estatut ha sido anulado no haya sido ni recurrido en otros Estatutos. Esto es una discriminación que la Constitución no ampara.

Los ciudadanos de Catalunya no sabrán de leyes ni sentencias pero se sienten nación. Y después de la sentencia, más todavía. Si la nación se identifica, entre otras cosas, por su voluntad de ser, no hay en ello ninguna sustancia jurídica. Son porque quieren ser y la Constitución de la libertad debía amparar ese derecho.

Del mismo modo que no puede negarse a Catalunya, milenaria en su historia, el poder invocarla para concretar en el Estatut su ambición de autogobierno. Hoy España es un Estado descentralizado porque Catalunya, apoyada en su historia, quería la autonomía. Negar esta justificación histórica es solo expresión de una voluntad de herir un sentimiento colectivo.

Y Catalunya sabe que su lengua merece el respeto que se le pretende negar. Sabe que ha decidido un régimen lingüístico de convivencia; que aquí no hay más conflictividad que las anécdotas que ahora el TC ha querido convertir en principio.

Esta manifestación ha sido otro voto particular a la sentencia, basado en sentimientos, en lealtades básicas. Un voto particular que, de prosperar, hubiera evitado esta etapa que ahora empieza. Es un voto que haría de la Constitución el marco flexible de la voluntad de Catalunya de seguir avanzando en su autogobierno. Por cierto, ahora que el TC ha cumplido con su misión, ya se le debe poder renovar.

No sabré de leyes ni de sentencias pero quizás habría que revisar el texto de la Constitución española creada al inicio de la democracia y que curiosamente (léase desgraciadamente) no fue votada por los integrantes del partido político que luego cambió su nombre por PP. Un partido que cuando dice España quiere decir PP. Un pequeño defecto de imperialismo...