30.9.06

Gens una sumus



Bajo el lema "Gens una sumus" la FIDE, federación mundial de ajedrez, organizó un match a 12 partidas -y 1 millón de dólares- entre el búlgaro Topalov y el ruso Kramnik. Con ello se trataba de determinar el campeón del mundo y finalizar con el cisma que se inició en 1993.

Pero en la quinta partida el ruso no compareció por lo que el árbitro holandés Gijssen lo declaró como perdedor. La razón de su ausencia es la protesta presentada por el manager de Topalov, Danailov, por considerar que las visitas que hacía el ruso al water, a un promedio de 50 veces por partida, era sospechosa. Los servicios es la única estancia que no está vigilada por cámaras.

Aunque los organizadores consideraron que la protesta era exagerada, decidieron cerrar los servicios situados en las respectivas salas de descanso. Topalov dijo que lo aceptaba si la utilización de los servicios se hacían en compañía de un vigilante. Esto soliviantó a los rusos y Kramnik amenazó con no presentarse si se aceptaba esta propuesta. Al día siguiente Kramnik esperó en su estancia en espera de que se abrieran los servicios de la misma y como no lo hicieron no se presentó a jugar. Un conflicto más que añadir a este tipo de encuentros.

Recordemos alguna del legendario americano Bobby Fisher en su confrontación contra el ruso Spaski. Fischer perdió la primera partida. Se quejó de la presencia de cámaras de TV. Las cámaras se movieron al fondo del pabellón. En la segunda partida, Fischer llegó cinco minutos tarde y jugó durante treinta minutos. Entonces vió una cámara fija oculta y casi invisible, pidió que la retiraran (por el ruido) y al no conseguirlo se fué. Al cabo de una hora le dieron la partida por perdida. Sus posteriores quejas no sirvieron de nada y tuvo que aceptar seguir jugando (aunque las cámaras fueron totalmente retiradas posteriormente). La víctima fue el ruso que perdió el match.

Otra de órdago fue la que se armó en el famoso match entre los rusos Karpov y Korchnoi. El equipo de Karpov incluyó al conocido hipnotizador Dr. Zukha. Hubo de todo, desde obligar a hacer radiografías de las sillas hasta protestas por los banderines que habían colocado sobre la mesa. El no va más fue cuando sirvieron a Karpov un yogur de arándano que no había pedido y que Korchnoi sospechó que contenía una calve.

Incomprensible esta obsesión por ser el mejor ajedrecista del mundo que ya en otro blog comenté que fue Moisés, ya que hizo tablas con Dios...