17.1.07

Sensatez y honradez


Con todas estas trapisondas de Rajoy y su pandilla, de sus innumerables manipulaciones y mentiras, en fín, de su deshonestidad se me ha caído el alma a los piés. Pero el periodista Mas de Xaxàs ha publicado en La Vanguardia de Barcelona dos artículos que me han levantado el ánimo al comprobar que aún hay gente sensata y honrada en nuestro país que puede analizar objetivamente. Transcribo a continuación su último artículo.

Irrespirable
Xavier Mas de Xaxàs
xmasdexaxas@lavanguardia.es

La situación es irrespirable. No recuerdo otro momento tan bajo de la democracia parlamentaria en España desde la recuperación de las libertades en 1978. El debate celebrado en las Cortes el lunes 15 de diciembre deberá ser recordado, es un punto de referencia esencial para entender el fracaso de la política y la gran distancia que hay hoy entre la ciudadanía y sus representantes.

El presidente del Gobierno admitió los errores, pero debería haber hecho algo más, presentar una hoja de ruta precisa para el fin de la violencia independentista vasca. Generalidades como la de un nuevo pacto antiterrorista y la aplicación del estado de derecho no son suficientes. La unidad de las fuerzas democráticas y la garantía de que la ley está para cumplirse son mínimos tan básicos en la lucha contra ETA que no deberían ni ponerse por escrito. Que se mencionen indica lo mal que están las cosas.

Mariano Rajoy, líder del PP, es el principal responsable de la tensión acumulada en el campo demócrata. Atacó al Gobierno sin ofrecer más alternativa contra ETA que la policial. Confía en las fuerzas de seguridad para doblegar a los terroristas pero luego afirma que si no ponen bombas es porque Zapatero algo les da a cambio. No entiendo el propósito de dejar tan mal a la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Erzaintza, cuyo trabajo ha sido y seguirá siendo esencial en la protección de la ciudadanía.

Hace tiempo, Mariano Rajoy era mucho más moderado. Era un centrista. Hoy, sin embargo, ha escorado tanto la nave popular hacia el extremo que ha abandonado el centro. Este extremismo produce situaciones tan trágicas como su ausencia en las manifestaciones ciudadanas del pasado fin de semana a favor de la paz.

Es incomprensible, como ha señalado el actor Tim Robbins, de visita en Madrid, que el alcalde de la ciudad no haya salido a la calle con sus vecinos para pedir la paz. Su ausencia es otra clara señal de la gravedad de la situación en la que nos encontramos.

Una de las grandes virtudes de ETA es que es capaz de sacar lo mejor y lo peor que los españoles llevamos dentro. Es capaz de alumbrar el espíritu de Ermua y de constatar el cainismo que domina las relaciones políticas.

Como español exijo al PP que dé todo su apoyo al Gobierno en la lucha contra ETA. Es a lo que le obliga el sentido común, no sólo el pacto firmado hace seis años con el PSOE. Lo mismo le pediría al PSOE si fuera el PP quien gobernara.

No conceder este apoyo incondicional nos aboca al suicidio. No tiene sentido. Afecta a la estructura básica del Estado. Así lo entienden todos los partidos menos el PP.

ETA será el tema estrella de las elecciones generales previstas para 2008. Que así sea supone un gran fracaso para la democracia española. Evidencia lo muy lejos que España todavía está de conseguir una democracia madura.

Me cansa y entristece el vocerío político y mediático, muy acusado en la derecha. Es incivilizado. Me avergüenza tener representantes así en el Parlamento, gente mesiánica, en posesión siempre de la verdad, que en su afán de teñir el debate de sangre verbal para ganar votos, lo único que consiguen es fomentar la abstención, el hastío, la desafección, el ahogo.

España no será nada más que un destino turístico, un paraíso del tocho, mientras la clase política, sobretodo el PP, no respete lo que es esencial para la supervivencia de la paz.


El otro lo podéis leer pulsando sobre la palabra ENLACE.

Ante mi asombro, según la encuesta realizada por la firma Sigma Dos, por encargo del diario EL MUNDO, Zapatero ganó el debate con Rajoy por goleada. Los votos en favor de Rajoy provienen de gente de más de 65 años y miembros del PP.