Crucero por el Mediterráneo -3-
3. La Goleta (Túnez)
Los que sabéis la manía que le cogí a Túnez durante unas vacaciones de Navidad hace algunos años comprenderéis que esta visita no me hacía mucha gracia. Por suerte la temperatura era muy agradable, no celebraban el Ramadán y el acoso y derribo del turista se produjo solamente al atravesar la parada de taxis que por suerte no tuvimos que coger. Otra ventaja es que sólo paramos unas horas.
Leyendo la historia me percato de que en el año 1535 los Tercios de Flandes desembarcaron en Cartago -vaya desvío- y atacaron la fortaleza de La Goleta. Barbarroja intentó defenderse pero no pudo con ellos. A pesar de que ha llovido mucho desde entonces nunca está de más pasar inadvertido entre hordas de turistas ingleses. Con la memoria histórica nunca se sabe.
El viejo fuerte La CarracaLos que sabéis la manía que le cogí a Túnez durante unas vacaciones de Navidad hace algunos años comprenderéis que esta visita no me hacía mucha gracia. Por suerte la temperatura era muy agradable, no celebraban el Ramadán y el acoso y derribo del turista se produjo solamente al atravesar la parada de taxis que por suerte no tuvimos que coger. Otra ventaja es que sólo paramos unas horas.
Leyendo la historia me percato de que en el año 1535 los Tercios de Flandes desembarcaron en Cartago -vaya desvío- y atacaron la fortaleza de La Goleta. Barbarroja intentó defenderse pero no pudo con ellos. A pesar de que ha llovido mucho desde entonces nunca está de más pasar inadvertido entre hordas de turistas ingleses. Con la memoria histórica nunca se sabe.
La parada consistió en recorrer el paseo junto al mar y sacar fotos de las cosas que más nos llamaron la atención. Pudimos comprobar la gran diferencia de vestimenta de los viejos del lugar y la juventud de hoy día. La playa sucísima. Vimos a dos hombres recogiendo basura, no porque fueran del servicio de la limpieza si no porque iban en busca de 'tesoros'. Dicen que esta ciudad de 29.000 habitantes cuenta con los mejores restaurantes de pescado de Túnez. La gente de la capital suelen desplazarse hasta La Goulette aunque los precios son incluso más elevados que en Túnez.
Nos informamos para llegarnos hasta Túnez y sólo había un tren, medio de transporte que los guías del barco nos dijeron que ni se nos ocurriera coger. Así que regresamos al barco algo más morenitos y como el paseito nos abrió el apetito, tras la ducha, a cenar.
El programa de noche se fue repitiendo a base del torneo de bridge y luego algo de bailoteo en alguno de los bares donde había música. En nuestro ir y venir por las cubiertas descubrimos que mientras nosotros jugábamos al bridge los demás iban al teatro donde les ofrecían un show a la Broadway. Los animadores de los juegos 'infantiles' durante el día se transformaban en bailarines y cantantes. Se ve que los escogen por su multifuncionalidad. Solo así se comprende que ofrezcan estos cruceros a precios de derribo.
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