16.5.08

Rodas I



La semana pasada estuvimos de vacaciones en Rodas una isla griega cuya costa oeste está bañada por el mar Egeo y la del este por el mar Mediterráneo. Por eso de los caprichos del clima en Holanda había cambiado la lluvia por un sol espectacular por lo que hubiera sido mejor aplazar la marcha una semana ya que a nuestro regreso llovía otra vez. No se puede acertar siempre.

El vuelo de casi tres horas empezó bien pero por eso del aire acondicionado –cómo odio este invento- al cabo de una hora el cuerpo empezó a mostrar síntomas de congelación. Para colmo este tipo de muerte deja un rictus en la cara de la víctima que parece una sonrisa. Como si estuviera encantada de morir helada. Tiene narices.
Pedir una manta a la azafata de turno resultó un fiasco ya que no tenían para todos los pasajeros. Menos mal que no iba lleno del todo que si no. Se ve que al enterarme de la imposibilidad de conseguir una manta puse una cara de circunstancias –léase cabreo- que al cabo de un rato me ofrecieron tomar algo a cuenta de la casa ‘por los inconvenientes’. La cosa acabó en un café –si se puede llamar café al brebaje que me dieron- y abrigado con mi cazadora y la de la parienta sobre las piernas, ella tuvo más suerte y consiguió una manta por aquello de ante la escasez primero mujeres y niños, conseguí llegar a destino vivito y titiritando.

Llegamos de madrugada.. En el aeropuerto nos esperaba la guía de la agencia de viajes quien nos sorprendió al decirnos que éramos los únicos clientes y que un taxi nos llevaría al hotel. En realidad éramos cuatro porque hicimos el viaje con otro matrimonio amigo. Perfecto. Diez minutos en un Mercedes de lujo con un taxista amable y que se defendía en inglés. El hotel, cuatro estrellas, tenía muy buen aspecto y en un santiamén conseguimos la llave de la habitación y tomábamos un refresco en el bar.



Fuera de temporada los hoteles de los sitios turísticos ofrecen sus servicios a precios de derribo por aquello de sólo quieren cubrir gastos, si no no se entiende. La comida sensacional en cuanto a calidad y diversidad y el servicio eficiente y amable. El único pero es que por la noche había un ruido espantoso ya que había actuaciones musicales, si es que se puede calificar así a que los clientes espontáneos cantan con Karaoke. Un invento a eliminar. Para colmo la acústica era horrorosa y si estabas un rato por los alrededores acababas con un dolor de cabeza horrible.

La habitación amplia y decente con vista al mar Egeo y, lo más importante, buen colchón, ya que nuestras vacaciones suelen ser de gran actividad. Para poder verlo todo en cuatro días alquilamos un coche.

1 Comments:

Blogger Tower Droper said...

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9:45 p. m.  

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