Lecturas para el desayuno

Una costumbre que practicamos los españoles y que recuerdo con gran añoranza es el placer del desayuno con lectura en el bar habitual. Café con leche y croisant o bollito o bocata de pan con tomate y jamón…
Un momento que me pongo un babero que la boca se me hace agua y no vaya a estropear el teclado del ordenata. Desde que soy abuelo siempre tengo el babero a mano para cuando escribo sobre mis nietas.

Que tiempos aquellos de los desayunos, a eso de las diez, escapando del trabajo para reponer fuerzas y el periódico con las noticias frescas del día. En un libro de Camilo José Cela encuentro alguna noticia de por allá los años…, da igual, hace muchos años:

- tres muertos, dos niños y su padre, y dieciocho heridos en el incendio de su casa (Glasgow);
- intenta envenenarse porque sus 14 hijos le estorbaban ver la televisión (Palermo);
- mata con una silla a su padre (Darmstadt);
y así todo el rato.

Recordando esta costumbre hoy he desayunado, en casa, pero periódico en mano. Que experiencia. El café con leche sigue gustándome y a falta de croisant y bocata de jamón pues unas galletitas tipo Maria. Que le vamos a hacer. ¿Y las noticias del periódico?

- muere un niño de 4 años tras caer al vacío desde un cuarto piso en Zaragoza;
- un incendio, al parecer intencionado, destruye una mezquita en Rotterdam;
- George Best, acusado de agresión sexual a una menor;
- Gays del Partido Popular amenazan con revelar la orientación sexual de los políticos conservadores.

Pensándolo bien hay que ser un masoca para leer las noticias del día durante el desayuno y tener un estómago a prueba de cicuta.
Cualquier tiempo pasado fue…, vosotros mismos.

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