Girando sobre zancos
La vida está llena de imprevistos. Cada día nos sorprende alguna noticia increíble. La chica que subasta por internet su virginidad para poder pagar los gastos de la enfermedad de su madre. Los políticos del partido de la oposición sospechosos por prácticas de cohecho que salpican hasta muy arriba y contraatacan diciendo que es una maniobra del gobierno para desprestigiarlos. Antes que dimitir negarlo todo y a esperar que se haga justicia. Otros, por menos, abandonan el cargo por decencia. Pero es que esta derecha facha de nuestro país se cree con derecho a mandar y robar por ser sucesores de los que mandaban en la época del generalísimo. Si otros lo hacen se escandalizan.
La cuestión es que hay cosas que pase lo que pase siguen año tras año. Me refiero a las tradiciones, esas intocables, como los sanfermines u otras que sacrifican animales pero no hay forma de que las eliminen. Hoy he dado con una tradición en Anguiano (La Rioja) que al menos no está basada en hacer sufrir a ningún ser viviente. Según un comunicado de la agencia EFE se trata de danzar sobre zancos de madera de medio metro de altura mientras bajan por la empinada y empedrada cuesta de la localidad. A ambos lados de la llamada 'Cuesta de los danzadores' se congregan cientos de personas para presenciar esta tradición declarada fiesta de Interés Turístico Nacional en 1970.
El martes se inició esta tradición que dura cinco días fechas que coinciden con las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Magdalena.
Los danzadores son jóvenes del municipio con edades entre 16 y 26 años todos veteranos. Los danzadores novatos suelen aprovechar para estrenarse en el último de los descensos de las fiestas mayores de esta localidad de 550 habitantes, afamada también por la calidad de sus alubias.
Esta tradición se remonta al año 1603, cuando apareció el documento escrito más antiguo, aunque algunos antropólogos datan el baile de la época celta o precristiana. Antes de cada descenso, se desarrolla un ritual en el que los danzadores más experimentados ayudan a los jóvenes a atarse los zancos con cuerdas a las piernas. Los ocho van ataviados con una camisa blanca, un chaleco de bandas horizontales (azul, roja, rosa, verde, amarilla y marrón), con un pantalón negro rematado en la rodilla con una cinta de color.
Pero lo más espectacular de la vestimenta de los danzadores es la amplia falda amarilla, que se ahueca como una campana y les da estabilidad mientras giran cuesta abajo. El conjunto festivo se completa con una faja azul, unas medias blancas, unas alpargatas de esparto y unas castañuelas de madera de boj, que los danzantes hacen sonar mientras bailan.
La imagen de la Virgen de la Magdalena se traslada en mayo desde su ermita hasta la iglesia de San Andrés, donde permanece hasta el último sábado de septiembre, durante las fiestas de Gracia, cuando los danzadores también bajan la cuesta y después acompañan a su patrona hasta el templo.
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