La Feria de Abril

El mes de abril es la época ideal para hacer turismo por Andalucía. Hace un par de años tuve ocasión de relizar un viaje cultural que fue una maravilla. El único pero, la feria. Dejando aparte que Sevilla me encantó y volvería alli ahora mismo, la Feria de Abril es algo que merece punto y aparte.

Ya se que todo lo tradicional es intocable y por ende no necesita ser justificado y a pesar de que en general soy bastante reacio a todo tipo de ‘tradiciones’ la Feria de Abril de Sevilla la tenía por algo muy agradable y que había que vivir una vez.

El recinto ferial se halla situado en una explanada enorme a las afueras de la ciudad y los que íbamos en coche tardamos mucho en llegar a ella ya que las calles estaban ocupadas por las calesas tiradas por caballos enjaezados y ocupadas por sus viajeros engalanados de fiesta. Una orgía de luz y color.

En La Feria se encuentran más de mil casetas de esas tan horrorosas que con sus techos de lona y con el sol de justicia que cae, una vez dentro te asas y te mareas. Por dentro sus propietarios compiten para ver quien la engalana mejor.

Tras recorrer unas cuantas calles caímos en la cuenta de que la Feria no es para el público. Cada caseta tiene su propietario –parece que cuestan una fortuna- y sólo permite la entrada a sus invitados. Algunas estaban incluso protegidas por ‘gorilas’ Por lo que se podía ver desde fuera, dentro de la caseta había música, bebida, comida, baile: una fiesta! Pero el transeúnte sólo puede hacer voyeurismo.

La mayoría tenía un cartel que las identificaba. Pudimos reconocer a la mayoría de las empresas importantes del país, a los partidos políticos y algún que otro particular. Según nos contaron hay gente que se empeña para alquilar una caseta y así poder epatar a sus amistades. Todo sea por la tradición.

Agotados por el largo recorrido y hartos de oler a cagajón de caballo –a pesar del ejército de mozos que constantemente los recogen- por fín encontramos la única caseta de entrada libre. El cartel no dejaba lugar a dudas ‘La de too el mundo’ Dentro no se podía respirar y el ruído de la música de casette –Sevillanas, por supuesto- era ensordecedor. Intentar conseguir una bebida, servida en vasito de plástico, fue perder el tiempo. Por fín conseguimos salir vivitos a base de taparnos las narices para sobrevivir las axilas letales.

Todo esto me ha venido a la memoria al leer el sorprendente anuncio del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona que va a celebrar la Feria de Abril en el Patio de Columnas en el que además de fino y jamón, un profesor enseñará, a quienes los deseen, a bailar Sevillanas.

Muy bien. Así se hace, ‘sin bajar del autocar’
Que no decaiga la fiesta. Vámos por la primera!