22.3.05

Origen del huevo de Pascua



¿No les ha pasado nunca que tras años de seguir una tradición de pronto uno se pregunta por su origen? Ahora que estamos en Pascua nos invaden los huevos por todas partes. ¿Y todo esto, por qué?

En nuestra infancia habríamos preguntado a nuestros padres quienes lo más probable es que no lo supieran o que nos enviaran a jugar con un ‘no me marees, chiquillo’ Y a otra cosa. Ya de mayor puede uno consultar una enciclopedia y en los tiempos que corremos la Internet nos ‘apabulla’ con toda clase de información al respecto. Echemos una ojeada. ¿Me acompañan?

Desde mucho antes de Cristo los huevos de aves apareciendo en celebraciones de Primavera han sido reconocidos como símbolo de la continuación de la vida y de la resurrección.
Dentro de la mitología egipcia el huevo adquirió importancia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio.

También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo. Se sabe que ya se entregaba como regalo pintado de brillantes colores en festivales conmemorando el advenimiento de la Primavera entre los antiguos Griegos, Persas y Chinos, apareciendo también el huevo en la mitología pagana donde se habla del Pájaro Sol entrelazado con la Tierra Huevo.

Los primeros Cristianos consideraron al huevo como un símbolo obvio de la Resurrección de Jesús por lo que fue incluido en los aspectos sacros de la celebración Pascual. Durante la Edad Media los huevos fueron coloreados para regalarse en Pascuas y así en las cuentas de Eduardo I de Inglaterra para el año 1290 aparece incluido el gasto por la compra de cientos de huevos para distribuir entre sus criados.

En el siglo XVII el Papa Pablo V bendijo el humilde huevo en una plegaria a utilizarse en Inglaterra, Escocia e Irlanda: “ Bendice, Señor, te rogamos, esta Tu criatura de huevos, que se transformará en un sustento mayoritario de Tus fieles sirvientes, comido en agradecimiento a Ti, recordando la Resurrección de Nuestro Señor “.

En la Edad Media -el papa Julio III lo hizo en 1552-estaba prohibido consumir huevos durante la Cuaresma, pudiéndose hacerlo recién el Domingo de Pascua, tanto para los festejos ó como regalo para familiares, amigos y sirvientes. El intercambio o regalo del Huevo de Pascua representaba un regocijo, especialmente para los niños que podían salir al campo para buscarlos, entonado cantos de aleluya.

Tipos especiales de huevos son los denominados “Pysanki” de Polonia y Ucrania, que se convierten en obras maestras de artesanía; se vierte cera fundida sobre huevos frescos y luego se someten a baños sucesivos de tinturas. Después de cada baño, se aplica cera pintada en el área donde el color precedente debe permanecer, logrando magnificas guardas de colores en un artístico trabajo.

En la historia se han hecho famosos muchos Huevos de Pascua. Algunos por la enormidad de su tamaño. Otros por su originalidad. Madame Du Barry recibió en una ocasión un huevo obsequiado por Luis XV que estaba completamente recubierto de oro. El mismo rey distribuía entre sus cortesanos huevos pintados o grabados. Watteau, Lancret y Boucher llegaron a realizar en ellos verdaderas obras de arte. En el museo Lambinet, en Versailles, se encuentran dos huevos que se consideran una maravilla y que fueron regalados el día de Pascua a Madame Victoria, tía de Luis XVI: tenía reducido al tamaño de su cáscara pequeños personajes en relieve de una delicadeza inigualable. Del mismo modo durante la Revolución Francesa, se ofrecían en el pueblo, entre las amistades, huevos que encerraban figuras significativas de esos joyero Karl Fabergé, joyero francés contratado en la corte rusa donde realizó más de 50 huevos imperiales. Uno de los más impresionantes se encuentra en venta en Christie`s con un valor estimado entre 4 y 6 millones de dólares. Labrado en cristal de roca y adornado con más de 3 mil diamantes y platino, está acompañado por una cesta de flores de diamantes y cuarzo.

El huevo, fue un obsequio del zar Nicolás II a su madre María Feodorovna, el domingo de Pascua de 1913, año que marcó el tricentenario de la dinastía Romanov. Otros de los 44 huevos de Fabergé que aún se conservan se han repartido entre colecciones privadas, como la de la reina Isabel II de Inglaterra y las vitrinas de los museos del Kremlin y Moscú.


Más acorde con los tiempos de una globalización que nos atenaza se ha creado el 'Guinness book of records' donde consta que el huevo récord del año 1992 se elaboró en Australia. Pueden verlo en la foto de cabecera de este apunte. Es el de la izquierda (el de la derecha es de Fabergé). Su altura es de 7,1 metros y pesa 4 toneladas.

Que huevos!