19.10.06

La Ruta del Tambor y el Bombo




La cultura española de las fiestas siempre me ha llamado la atención y despertado mi curiosidad. Esto me está llevando a buscar por Internet fiestas menos conocidas que los Sanfermines, las Fallas valencianas o la Semana Santa en Andalucía.

Una de las primeras que he encontrado es la celebración de la Semana Santa en Aragón y especialmente en la provincia de Teruel más conocida por la Ruta del Tambor y el Bombo. Esta ruta incluye los pueblos de Albalate del Arzobispo, Alcañiz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Hijar, La Puebla de Hijar, Urrea de Gaen y Samper de Calanda. Escojo Semper de Calanda, de unos 3.500 habitantes, que hasta ahora sólo me sonaba por sus exquisitos melocotones y ser la cuna del famoso cineasta Buñuel.

Resulta que a media noche entre el jueves y viernes santo, se reune todo el mundo ante el reloj de la Torre del Pilar, armado de tambores, y en cuanto el reloj marca las 12 horas se inicia, lo que llaman "Romper la hora", un ruido ensordecedor que más parece un trueno. Se ha medido que alcanza los 120 decibelios. Casi al límite de resistencia del oído humano. Tras muchas horas la membrana de los tambores suele estar manchada de sangre: las manos sangran de tanto redoblar.

Tras 2 horas se inicia una especie de procesión llamada El Pregón que sale de la plaza principal y da la vuelta al pueblo. En la procesión van soldados romanos con barba postiza (llamados putuntunes, palabra cuya pronunciación recuerda el ritmo del tambor), centuriones, un general romano y un personaje llamado Longinos, enfundado en una armadura. Estos dos últimos se baten en duelo en un momento determinado de la procesión, haciendo los tambores un corro en torno a los dos contendientes.

Los redobles se rigen por cinco o seis ritmos diferentes. Cuando dos grupos que siguen ritmos distintos se encuentran al doblar una esquina, se paran frente a frente, y entonces se produce un auténtico duelo de ritmos que puede durar una hora o más. El grupo más débil asume entonces el ritmo del más fuerte.

Como no hay estudios rigurosos sobre el origen del uso de los tambores apunto algunos supuestos que he encontrado. Hay quienes se remontan a la primavera del año 1127 cuando sirvió para avisar a la población de la inminente invasión árabe. Según otros esta tradición volvió a resurgir en 1640 como acción de gracias por el llamdo 'milagro de Calanda' consistente en la restitución de una pierna previamente amputada a un vecino del pueblo.

Se cuenta también que sobre 1517 en Híjar, se reunían las gentes el Jueves y Viernes Santo en el “Cabezo de la Cruz” golpeando tambores y cacharros para hacer ruido en protesta por la muerte de Cristo. Otra hipótesis relaciona la aparición del tambor unido al ruido en el momento de la expiración de Cristo cuando en el sermón de “Las Siete Palabras” el predicador pronuncia la última. En ese momento bombos y tambores, imitando el desgarro de la tierra, atronaban con su rugido en el interior de la iglesia mientras se rasgaba un velo que dejaba ver la imagen de un Cristo articulado. Buñuel, en su libro de memorias 'Mi último suspiro', sitúa el origen de los tambores a finales del siglo XVIII.


Como es sabido las tradiciones son intocables aunque se ignore su origen. A ver quien es el guapo que se manifiesta contra esta tradición que ya se ha convertido en un acontecimiento turístico. Si además tienen, como esta, connotaciones religiosas, con la iglesia hemos topado...