12.10.07

Mariano Banderas



Pues resulta que desde que se implantó la democracia en España lo único que a veces me avergüenza de ser español es el comportamiento del actual partido mayoritario de la oposición.

Encabezados por unos dirigentes que no son de recibo por sus repetidas mentiras y no saber encajar su última derrota electoral. Por no querer apoyar al gobierno en su lucha contra ETA porque sin ETA perderían toda chance de gobernar. Por la manipulación de hasta incluso víctimas del terrorismo ya que 'vale todo' con tal de volver al poder. Por insultar a los dirigentes actuales tratando de desprestigiarlos. Por no querer admitir la España de las autonomías. Otra cosa sería si quizás fueran 'autonosuyas' por eso ahora han rematado la faena con el de pecho: la bandera y España somos nosotros.

Y entre tanto oídos sordos a la labor del gobierno para mejorar el país pero, eso sí, acusarle por no hacer lo que ellos, la oposición, no hacen: proponer soluciones. Es la conocida regla de la propaganda nazi de la transposición. Recordemos esas técnicas que domina esta oposición como nadie las cuales expuso en su blog Marçel Moline, prestigioso publicitario, y que transcribo a continuación.

<< 1.- Regla de la simplificación y del enemigo único
La simplificación es la adopción de una sola idea-eje, o de un solo símbolo. En eso sí que estamos de acuerdo los publicitarios. Una de las formas de simplificar te lleva a la «individualización del adversario»: los humanos preferimos enfrentarnos a personas visibles. En consecuencia, se trata de persuadirnos de que nuestro verdadero enemigo no es tal o cual partido si no tales o cuales personalidades del partido (como está haciéndose cada día en nuestro país).
2.- Regla del método de contagio
Reunir a diversos adversarios en una sola categoría o en un solo individuo... para extender la convicción de que «están todos en el mismo saco». (¿Encuentras ejemplos?)

3.- Regla de la transposición
Es, según Domenach (autor del libro La Propagande Polítique), una táctica de extraordinaria eficacia psicológica y política. Es el arte del farol llevado al límite y consiste en cargar sobre el adversario tus propios errores y defectos. Seguramente es una de las cosas que te llaman más la atención al leer las noticias y escuchar declaraciones en momentos en que el Gobierno ha cometido alguna equivocación evidente: te sorprenden —y te preguntas cómo pueden tener tanto atrevimiento— atacando en vez de atender a la lógica de la defensa, e incluso del reconocimiento del error o de la asunción de responsabilidades. Bueno, pues ahí lo tienes: lo hacen porque saben que funciona y, en el fondo, tú has visto que sí, que les funciona. Y le funcionaba a Goebbels: «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan».

4.- Regla de la exageración y desfiguración
Una frase al azar de un político de otro partido, un síntoma sin comprobar, son convertidos sin embargo en pruebas amenazadoras. Ahí está, por ejemplo, la hábil utilización de citas separadas de su contexto.

5.- Regla de la vulgarización
Me remito directamente a Hitler en Mein Kampf: «Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a quienes se desea vaya dirigida. De esta suerte es menester que la elevación mental sea tanto menor cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar. La capacidad receptiva de las multitudes es limitada y su comprensión escasa; por otra parte tiene una gran facilidad para el olvido».

6.- Regla de la orquestación
Los publicitarios sabemos que no es tan sencilla como parece, ya que a algunos anunciantes no hay manera de convencerles de que la primera condición de una campaña o una marca es, como en la propaganda, la repetición infatigable de los temas principales. Y, dado que la repetición pura y simple genera rápidamente el cansancio, hay que mantener el tema central pero presentándolo desde aspectos variados. Como dijo Goebbels, «la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde distintos ángulos pero siempre confluyendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas». Ahí viene también a cuento esa frase tan conocida del propio Goebbels: «Si una mentira se repite las suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad».

7.- Regla de la renovación.
Viene a ser una consecuencia de la regla anterior: hay que sacar continuamente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda, el público esté ya alejado. Las respuestas sucesivas del competidor no consiguen alcanzar el flujo creciente de acusaciones. (¿Hace falta que consultes la prensa para comprobarlo?)

8.- Regla de la verosimilitud
Consiste en estructurar la creación de argumentaciones lanzando globos sonda a través de procedencias y de medios distintos, para poder remitirse a ellos citando esas fuentes manipuladas con el objeto de hacer verosímiles las argumentaciones. (Se me ocurre mencionar, aunque he prometido no poner ejemplos, que todo el entramado de la entrada en la guerra de Iraq iba trufado de esa regla según se ha ido viendo posteriormente.)

9.- Regla de la silenciación
A veces hay temas propagandísticos que hay que abandonar porque están en clara contradicción con la realidad de los hechos que se van sucediendo. (¿Recuerdas, eh?) En estos casos la propaganda no reconoce su error. (¿Te sorprende cada vez que lo ves practicar, eh?) Se calla sobre aquellos puntos en los que se está débil. Las noticias que favorecen al adversario se disimulan.

10.- Regla de la transfusión
El propagandista eficiente no cree que se pueda hacer la propaganda a partir de cero e imponer a las masas no importa qué idea en no importa qué momento.«Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un substrato preexistente, sea una mitología nacional —dice Domenach— o de un complejo de odios y de prejuicios tradicionales». (Me temo que es por ahí por donde anda el eje de la estrategia de quien está haciendo bien su propaganda, ahora, en nuestro país.) «Las fobias y las filias». Escribió Walter Lippman en Public Opinion que «el jefe político empieza a apelar a un sentimiento preponderante de la multitud (...) Lo que cuenta es ligar las propuestas con las palabras, y las asociaciones sentimentales con las actitudes primitivas que están en la multitud». Es la transformación de esa fuente de energía mental que constituyen los estereotipos preexistentes. Hitler es muy explícito en esto y utiliza un lenguaje que nos puede resultar hasta machista: «La inmensa mayoría de la gente es tan femenina en lo concerniente a su naturaleza y opiniones, que su pensamiento y acciones se hallan gobernados por sensaciones y sentimientos más bien que por consideraciones razonadas”.

11.- Regla de la unanimidad
Buena parte de las opiniones públicas no son más que una suma de conformismos y no se sostienen más que por la impresión que tiene el individuo de que su opinión es la opinión general, unánimemente profesada a su alrededor. Por lo tanto, la propaganda puede actuar reforzando esa sensación de unanimidad o creándola artificialmente. (¿No has tenido la sensación de que pensabas como todo el mundo y, sin embargo, las urnas te han mostrado una realidad diferente?) Este es un mecanismo básico de la propaganda. Algunas manifestaciones de masas, y desfiles de partidos, y de organizaciones o ideologías tienen por objeto crear la impresión de unanimidad. Ese es también el rol que se trata de interpretar con el recurso a testimonios de artistas, escritores, deportistas, etcétera, utilizados como personalidades piloto.

***

Bueno, pues esto es lo que hay. Cuando hablamos de prepotencia, cinismo, mentiras, etcétera, por parte del partido en el poder, en realidad lo que estamos contemplando es propaganda política, sofisticada, inteligente y oportuna. Propaganda de Manual. Por el otro lado, no percibimos una clara línea de oposición a esa fuerza descomunal. No en el PSOE y tampoco en algún que otro partido. Y eso me desconcierta y me entristece. Para un publicitario una situación así no tiene gracia. Del mismo modo que no nos gusta que haya mala publicidad.

¿Por qué el PSOE no encuentra un lugar y una réplica, una posición de iniciativa ante la opinión pública?:

1. ¿Será porque no se da cuenta, no sabe lo que le están haciendo, no conoce las reglas que le están aplicando sistemáticamente desde hace años?

2. ¿Será porque no es capaz de crear una iniciativa propia, no es capaz de estructurar una estrategia eficaz? Una estrategia de propaganda con carácter ético —que puede hacerse, sin caer en el pozo del todo vale—, pero una estrategia. Porque si un partido que quiera gobernar no es capaz de crear y desarrollar una estrategia cuando hace falta, ¿cómo va a gobernar, cómo va a proteger a los ciudadanos?

La estrategia del PP es básicamente previsible, es clásica: como vemos, está en los libros. Y éste es un punto débil porque, como decía Sun Tzu, «en la estrategia siempre ha de haber engañifa. No permitas al enemigo calcular tus preparativos» y, al no existir ese misterio, el PSOE parece que debería escuchar al mismo autor cuando dice «el máximo refinamiento consiste en atacar los planes del enemigo». En fin, que entre unos y otros me da la impresión de que en este país estamos apañados.
http://www.pragmapublicitat.com/noticies_con_goebbels.htm
>>