Rodas IV
El segundo día visitamos Lindos, un pueblo pintoresco situado a orillas del mar Mediterráneo. Debido al auge turístico a partir de las 10 de la mañana más parece la Rambla de Barcelona o la Kalverstraat de Amsterdam un sábado por la tarde. Así y todo pasear por sus callejuelas vale la pena. Para los que gustan de ‘emociones fuertes’ pueden subir hasta la acrópolis a lomos de un asno.
Lindos es la ciudad más antigua de la isla. En ella ya vivía gente hace más 3.000 años. En la época helenística se erigía el templo a la diosa Atenas que era más importante que el que tenía en la ciudad de Atenas. La acrópolis fue convertida en fortaleza por los Juanistas.
En el pueblo hay muchas casas particulares de gran valor histórico pero contrariamente a lo que ocurre en otras ciudades muchas de ellas se han convertido en restaurante o bar.
De regreso al hotel paramos en Afándu para visitar una iglesia del siglo XII que es lo único que queda de la antigua ciudad. Entrar en el hotel fue como siempre un vuelta a la realidad. Los clientes seguían en traje de baño tomando el sol. Como eran las cinco de la tarde llegamos a la hora del te con pastas un ritual que se repetía cada día. Sentados en la terraza iniciamos nuestro ritual particular mirando las fotos y preparando la ruta para el día siguiente.
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