30.5.07

Crucero por el Mediterráneo -8-



8 Barcelona
Sin chovinismos la ciudad más interesante de todos los lugares visitados. Teníamos dos itinerarios preparados porque no sabíamos donde iba a atracar el barco. Como lo hizo en la terminal a pie de Las Ramblas pudimos subir andando por ellas hasta la Plaza Cataluña.

Por el camino paramos para visitar el famoso mercado de La Boquería. Nuestros amigos hicieron fotos de todas las estatuas vivientes que encontramos a nuestro paso. En la Plaza Cataluña cogimos el metro que nos llevó hasta La Sagrada Familia de Gaudí.


La Sagrada Familia se ha convertido en un lugar plagado de turistas ya que todas las agencias consideran la catedral de Gaudí la atracción número uno de la ciudad. Debido a las obras es casi imposible hacer fotos y las colas para entrar en el recinto son kilométricas.
Esta avalancha de visitantes retrasó de forma sensible nuestro programa por lo que decidimos suprimir la visita al Parque Güell y con el metro nos desplazamos al Paseo de Gracia. Bajando por este paseo visitamos las casas de Gaudí y de otros arquitectos modernistas contemporaneos del genio. Desistimos de entrar en ellas porque no teníamos ganas de hacer cola ni tiempo que perder en ellas. Imagino que los que aguantan pacientemente es porque han pagado la visita de antemano y no les queda otro remedio.


Con las paradas de rigor para repostar llegamos al barrio gótico. Nuestros amigos no daban el abasto con sus tres cámaras digitales. En una visita al Paraguas, café modernista, aprovecharon para descargar su producción en un disco duro portátil que llevaban a cuestas. De la foto no se escaparon ni tan siquiera los lavabos donde vieron unas baldosas curiosas. Todo un espectáculo verlos evolucionar.

El resto fue un deambular por las calles estrechas en dirección a la estación marítima. Hubo parada obligada en la plaza del Pino para visitar el rosetón más grande de Europa y de la fachada de la casa de un Grande de España. Durante esta visita se nos juntó otro matrimonio que conocimos en el barco y que enseguida se apuntó para que les hiciera de guía. Mientras hacían fotos aproveché para hablar por teléfono con la familia a la que espero poder ver con calma durante las vacaciones de este verano.

A mis amigos les llamó la atención que las calles de este barrio estuvieran tan limpías en contraste con las de Nápoles. Faltaría más, sobre todo en fechas de elecciones municipales. Quizás el que se sorprendió más fui yo que no pasaba por estas calles desde hacía muchísimos años y que las recordaba sucias y pestilentes. Por una vez el tiempo presente es mejor.