22.8.07

Descubriendo Barcelona



Durante mis vacaciones en Barcelona no he publicado nada en el blog por lo que espero me perdonéis que hoy, al reemprender la labor, me extienda más de lo habitual.

Cada vez que voy a casa, a Barcelona, me parece que no es mi Barcelona. La enorme popularidad que ha adquirido, especialmente desde la Olimpada del 1992, ha hecho que gran parte de la ciudad haya sido invadida por los turistas. Pasear por las Ramblas es un calvario por la aglomeración y cada dos por tres hay que luchar contra un enjambre de fotógrafos que quieren inmortalizar las actuaciones de esos hombres y mujeres estatua que debido a su éxito han proliferado de forma alarmante. Tan es así que ha sido elegido el cuarto lugar turístico del mundo más decepcionante tras la Torre Eiffel, La Mona Lisa del Louvre y el Times Square de Nueva York.

El parque Güell y las casas de Gaudí y sus contemporáneos modernistas en el Paseo de Gracia ya son pasto de millones de turistas que llegan en caravanas de autocares o en el Bus Turistic por no hablar de La Sagrada Familia, atracción frustrante ya que debido a las obras eternas y al crecimiento de la ciudad te encuentras formando parte de una marabunta humana y no se puede transitar ni por sus alrededores.

Este año, de la mano de uno de mis familiares, he tenido ocasión de conocer las tradicionales fiestas del barrio de Gràcia. Me hizo ilusión poder conocer algo auténtico de mi ciudad aún no descubierto por el turismo internacional. Vayamos por partes.

El barrio de Gràcia

La Barcelona antigua terminaba en las murallas de la catedral por lo que la mayoría de los barrios actuales eran pueblos separados por el actual Eixample, como es el caso del barrio de Gràcia que hoy en día es una una de las zonas más agradables de Barcelona, porque todavía conserva cierto ambiente de barrio, algo difícil de encontrar en las ciudades del nuevo milenio, y que cuenta con una decena de plazas con solera.

Una de las tradiciones de este barrio son la fiesta que celebran cada año del 15 al 21 de agosto, tradición que cuenta con casi dos siglos. La actividad principal es el engalanar las calles cometido que ocupa todo el año a sus vecinos pensando en el tema que van a dedicar, a la confección del decorado y a la recaudación del dinero para costear la operación. Para el engalamiento de la calle solo suelen disponer de medio día antes del inicio de la fiesta. Vista la laboriosidad de los decorados el empeño exige una organización perfecta.

La fiesta del 2007

El día 15 de agosto entre las 8.00 y las 10.00 horas, las tracas de petardos empezaron a resonar en todo el barrio. Es la forma que los vecinos tienen de celebrar que han acabado la decoración de sus calles y dar la bienvenida a la 190º edición de la fiesta barcelonesa con más gracia.
El primer premio de este año ha sido para la calle Verdi que eligió como tema la mítica 'Route 66' que unía el este y el Oeste de Estados Unidos. Los vecinos han utilizado 100 neumáticos, 150 pantalones vaqueros, 50 frontales de coches desguazados, un centenar de botellas de vidrio, 15 motos viejas y un Peugeot 404 que han desmantelado para crear con su carrocería un coche neuvo. Todo esto además de cientos de periódicos, kilos de pintura y alambre.

Durante los siete días que duran los festejos, más de un millón de personas se pasean por este rincón de Barcelona para admirar estas obras de creadores de arte moderno. Estos vecinos entregados a la tradición tienen sus empleos y sus vidas, pero dedican gran parte de su tiempo libre a la fiesta mayor. Es por eso que son sobre todo las mujeres jubiladas las que más horas dedican. Ellas suelen hacer el trabajo que requiere más paciencia -el más mecánico y también el más pesado- pero uno de los más importantes ya que los elementos que elaboran suelen ser la base del decorado.



En 1997 la Fiesta Mayor de Gracia recibió la distinción de "Fiesta Tradicional de Interés Nacional" que otorga la Generalitat de Catalunya, no sólo por la originalidad de la decoración de sus calles, sino también porque su oferta lúdica y cultural tiene tanta variedad como calidad.

Aparte de la decoración de sus calles el barrio celebra sus fiesta con gran variedad de actividades. Por las tardes los vecinos suelen organizar concursos de domino, ajedrez, damas o cartas, y es corriente que terminen con comidas de hermandad. También hay bailes con orquesta, proyección de películas al aire libre, concursos como por ejemplo de literatura, fotografía, cocina y hasta de pintura rápida. Todo organizado por los vecinos, las administraciones tienen un papel simbólico.

La visita me causó una favorable impresión y llegué incluso a bailar en una de las actuaciones musicales con las que me tropecé durante mi visita. Me dió la impresión de que estas fiestas a medida que se acerca la madrugada corren el peligro de que sean invadidas por público del Botellón y su popularidad se verá amenazada por los explotadores de turismo que podría ser el fin de unas de las pocas fiestas de barrio auténticas que quedan en Barcelona.

Como una imagen vale más que 1.000 palabras os ofrezco un enlace para poder ver esta fiesta.
ADN TV