22.8.08

La duda razonable



En América los jueces no preguntan si la culpa del acusado está sujeta a alguna duda sino únicamente si está sujeta a alguna duda razonable.

Se está procesando a un hombre acusado de asesinato. Hay pruebas convincentes de su culpabilidad a pesar de no haber sido encontrado el cadáver de la víctima. En su declaración final el abogado defensor recorre a un truco.

- Señoras y señores del jurado. Tengo una sorpresa para todos ustedes. Antes de un minuto la persona presuntamente muerta entrará en esta sala.
El abogado mira hacia la puerta de la sala. Los componentes del jurado, atónitos, miran nerviosos en aquella dirección. Pasado un minuto no ocurre nada. Finalmente el abogado dice:

- La verdad es que esto de que el muerto iba a entrar por la puerta me lo he inventado. Pero todos ustedes se han girado expectantes hacia la puerta. Por tanto me parece que podemos constatar que hay una duda razonable en este presunto caso de asesinato e insisto en que emitan un veredicto de no culpabilidad.
El jurado se retira para deliberar. Al cabo de un rato vuelve y declara la culpabilidad del acusado.

- Pero cómo pueden hacer esto, brama el abogado defensor. Al menos deben haber tenido alguna duda. He visto como todos ustedes se quedaban mirando hacia la puerta.

El presidente del jurado contesta:
- Si, nosotros, si, pero su cliente no.

Espero que los trozos escogidos de mi lectura veraniega que he publicado en mis últimos blogs os hayan hecho pasar un buen rato como a mi.

19.8.08

La ética de situación



En la década del 1960 se discutió la ética de situación. Sus defensores afirmaron que la respuesta ética que había que tener frente a una situación determinada dependía de la mezcla concreta de factores que se diesen en aquella situación. En un caso de infidelidad, por ejemplo, los expertos en ética de situación querrían saber, entre otras cosas, cuales son las circunstancias del matrimonio. Los que se oponían a esta ética de situación se mostraron indignados ya que intuían que este razonamiento se podía utilizar para justificar cualquier cosa que una persona quisiera hacer. Algunos de los que se oponían adoptaron una posición absolutista: la infidelidad siempre es un error, sean cuales sean las ciscunstancias.

Paradójicamente, a veces, ignorando los factores específicos de la situación es cuando creamos la oportunidad para que se den acciones interesadas.

Unos ladrones entran en un banco y obligan a clientes y personal a ponerse en fila contra la pared y empiezan a quitarles las carteras, los relojes y las joyas. Dos de los contables del banco forman parte de los que esperan su turno. El primer contable súbitamente pone una cosa en la mano del otro.

- ¿Qué es esto? -murmura el segundo contable.
El primer contable le susurra:
- Son los 50 dólares que te debía.

18.8.08

Humor filosófico



Como ya suponía mi lectura de verano ha tenido éxito y muchos de vosotros me habéis pedido más. Hoy trata sobre los argumentos que apelan a la autoridad que suelen ser de los más preferidos y que dicho en latín suena muy bien: ARGUMENTUM AD VERECUNDIAM.

Ted se encuentra a su amigo Al y le dice:

- Al! He oído decir que te has muerto!
- Me extraña -dice Al-. Como puedes ver, estoy bien vivo.
- Imposible -dice Ted-. La persona que me lo dijo es mucho más de fiar que tu.

En los argumentos por autoridad siempre está en juego a quien aceptamos como una autoridad legítima.

Un hombre entra en una tienda de animales y dice que quiere ver los loros. El dueño le enseña dos de los ejemplares más hermosos y le dice:
- Este vale 5.000 € y el otro 10.000.
- Vaya, que precios. ¿Qué hace el de 5.000?
- Puede cantar cualquier aria de Mozart.
- ¿Y el otro?
- Puede cantar todo el repertorio del Anillo de los Nibelungos de Wagner.
Al fondo tengo otro loro valorado en 30.000 euros.
- Caramba. ¿Y qué es lo que puede hacer?
- Que yo sepa, nada, pero los otros lo llaman 'Maestro'.

¿Os sigue gustando? A mi, sinceramente, el libro me ha entretenido más que la paliza de las olimpiadas

Lectura de verano



Durante las vacaciones suelo encontrar el tiempo necesario para recrearme con la lectura de algún libro más bien 'ligero.' Casualmente este año una amiga nuestra nos regaló uno que aseguró me haría pasar ratos agradables así que por qué seguir buscando. El tema prometía ya que se trataba de comprender la filosofía a través de chistes. Su lectura me ha divertido por lo que os quiero hacer partícipes de algunos pasajes que espero también os gusten.

El primer ejemplo es para ilustrar la lógica deductiva que puede ser estropeada si se parte de una premisa falsa.

Un viejo cowboy está tomando una copa de wisky en la barra de un bar. Entra una mujer y se sienta a su lado y le pregunta:

- ¿Es usted un cowboy de verdad?
- Bueno, le contesta, me he pasado la vida en el rancho ocupándome de los caballos, reparando las cercas y marcando el ganado, así que supongo que lo soy.

La chica le dice:

- Yo soy lesbiana. Me paso el día pensando en mujeres. Tan pronto me despierto por la mañana pienso en mujeres. Cuando me ducho, miro la televisión..., es como si todo me hiciera pensar en mujeres.

Al cabo de un rato entra una pareja que se sienta al lado del cowboy y le pregunta:

- Es usted un cowboy de verdad?
- Siempre había pensado que sí, les contesta, pero acabo de descubrir que soy lesbiana.

Si os ha gustado os seguiré contando más sobre esta lectura basada en la ironía y el rigor.